Victoria a las dificultades de aprendizaje: Cuando el diagnóstico no me definió, pero me transformó

Nunca imaginé que un día escribiría un libro. Y mucho menos uno sobre mí misma. No porque no tuviera historia, sino porque durante años pensé que mi historia no era digna de ser contada. Crecí sintiéndome “diferente”. No mejor ni peor, solo fuera de sincronía con un mundo que parecía tener instrucciones que yo no entendía.

Mi mente era como una orquesta en la que cada instrumento tocaba su propio ritmo. Las palabras a veces se enredaban, las instrucciones se me escapaban como agua entre los dedos, y mi concentración era una mariposa volando de flor en flor. Me costaba lo que a otros les salía fácil. Aprender no era lineal. Comprender no era inmediato. Pero sentir, imaginar y crear… eso me salía natural.

Durante mucho tiempo viví pensando que algo en mí estaba roto.

Hasta que llegó el diagnóstico. TDAH. Dificultades de aprendizaje. Palabras que primero me dolieron, y luego me dieron sentido.

Fue entonces cuando entendí que no estaba rota. Que no era menos. Que simplemente era distinta.

“Victoria a las dificultades de aprendizaje” no es un libro solo sobre mí. Es un libro sobre todos los que alguna vez sintieron que no encajaban en los moldes tradicionales. Sobre los que fueron etiquetados como distraídos, lentos, desorganizados, vagos o “exageradamente emocionales”. Sobre quienes se cansaron de fingir que entendían, cuando en realidad solo querían ser entendidos.

Escribí este libro con el alma en la mano. Cada página es una pequeña victoria. Porque detrás de cada letra hay lágrimas, enojos, risas, pruebas de fe, rechazos, fracasos y, sobre todo, resistencia.

Y sí, también hay triunfo. Pero no ese triunfo perfecto de película. No. El mío es más real. Más humano. El de aprender a amarme incluso cuando olvido cosas. El de encontrar belleza en mi caos. El de aceptar que no tengo que “arreglarme” para ser valiosa.

Escribí este libro para ti, que a veces dudas de tu camino. Para ti, que sigues intentando aunque no se note. Para ti, que tienes un hijo o hija que piensa diferente, siente más fuerte y vive más rápido. Para ti, que necesitas saber que no estás sola ni solo.

Porque tu historia también importa. Porque las dificultades no nos definen, pero sí nos transforman. Y esa transformación… es nuestra victoria.

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